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El Partido Nacionalista y la huelga caƱera del 1934

  • Foto del escritor: Cesar Cabral
    Cesar Cabral
  • 8 ene 2021
  • 4 Min. de lectura

Tras la reducciĆ³n de la producciĆ³n remolachera en Europa a causa de la Primera Guerra Mundial la industria de la azĆŗcar puertorriqueƱa dominada por el capital externo se favoreciĆ³ de un alza en la demanda y precio del azĆŗcar en el mercado estadounidense. La dĆ©cada de 1920 presenciĆ³ la expansiĆ³n de la industria azucarera en la isla, pero la capacidad de generar empleos ya habĆ­a llegado a su mĆ”ximo. AdemĆ”s, los cultivos se vieron afectados por el paso del huracĆ”n San Felipe en 1928 y en 1929 los precios cayeron junto a los del tabaco a causa de la DepresiĆ³n en los Estados Unidos. La situaciĆ³n empeorĆ³ con el paso del huracĆ”n San CipriĆ”n en el 1932, devastando aĆŗn mĆ”s la maltrecha economĆ­a agrĆ­cola del paĆ­s.

Las catastrĆ³ficas consecuencias de la Gran DepresiĆ³n y los huracanes provocaron en los trabajadores puertorriqueƱos la urgencia de reivindicaciones mediante huelgas en las industrias de la aguja y el tabaco, la transportaciĆ³n pĆŗblica, el acarreo en camiones y las panaderĆ­as del paĆ­s. Bajo estas circunstancias, el gobierno temĆ­a que se generarĆ” una huelga general alrededor de toda la isla. En un intento fallido por prevenir una huelga en la industria del azĆŗcar, los negociadores del Partido Socialista y la FederaciĆ³n Libre de Trabajadores promovieron un acuerdo con los representantes de las centrales azucareras que no respondĆ­a a los intereses de los trabajadores. Entre las disposiciones del convenio, se pretendĆ­a mantener un salario de un promedio de 85 centavos por una jornada de ocho horas, cabe destacar que el salario variaba si la demanda del azĆŗcar aumentaba o decrecĆ­a en los Estados Unidos. Para entender la urgencia en la que se encontraban los trabajadores puertorriqueƱos, se debe tomar en consideraciĆ³n que el costo de vida habĆ­a aumentado en un 40 por ciento. Por tales motivos, al momento de publicarse el acuerdo, los trabajadores se inclinaron a repudiar el convenio. Provocando asĆ­ la paralizaciĆ³n de los trabajos en las centrales azucareras alrededor de la isla durante las primeras semanas del 1934.

Los trabajadores se encaminaban a una huelga contra de los patronos de la industria azucarera sin el auspicio del liderato sindical, la FederaciĆ³n Libre de Trabajadores, que fungiĆ³ un papel importante en la huelga caƱera del 1915 les habĆ­a dado la espalda a los campesinos y obreros con la firma del convenio. Adicional a eso el gobierno y la propia FLT fueron parte de una campaƱa de represiĆ³n contra los obreros con el fin de debilitar el movimiento y que cedieran al convenio. En ese momento el liderato obrero conformado por la FLT y el Partido Socialista ocupaban puestos en el gobierno colonial que los colocaba en una posiciĆ³n de poder; se habĆ­an vendido a los intereses de los capitalistas estadounidenses echando a un lado los intereses de los trabajadores. A quienes Pedro Albizu Campos, en su artĆ­culo ā€œLa Huelga AgrĆ­colaā€, los acusa de formar parte de un ā€œgobierno rompe huelgaā€ que ā€œexiste para defender a sus grandes intereses aquĆ­ radicadosā€. Incluso, las decisiones tomadas por la FLT y el Partido Socialista condujeron a que una parte de los miembros decidieran conformar la AfirmaciĆ³n Socialista, la cual tenĆ­a como objetivo renovar las propuestas socialistas abandonadas por las organizaciones anteriores. No obstante, la gran mayorĆ­a de los trabajadores optĆ³ por la dirigencia de Albizu y el Partido Nacionalista.

El escenario de la huelga colocaba a los trabajadores de la caƱa en una situaciĆ³n de oposiciĆ³n en la que no solo se oponĆ­an a los patronos de la industria azucarera, sino que tambiĆ©n se encontraban en conflicto con las organizaciones sindicales que los habĆ­an traicionado. Como resultado, los trabajadores recurrieron al lĆ­der nacionalista Pedro Albizu Campos para que organizara y liderara a los trabajadores. Siendo esta la Ćŗnica ocasiĆ³n en la historia contemporĆ”nea de Puerto Rico en la que el nacionalismo se unĆ­a a los campesinos y obreros para liderar sus luchas. El 12 de enero de 1934 el Partido Nacionalista dirige una asamblea en el pueblo de Guayama de esta asamblea surge la AsociaciĆ³n de Trabajadores de P.R. que tenĆ­a como finalidad el ordenamiento de los trabajadores en una organizaciĆ³n capaz y en la disposiciĆ³n de luchar por los derechos de todos sus asociados y defender los intereses de todos los trabajadores. Durante el transcurso de la huelga el Partido Nacionalista y la figura de Albizu Campos demostraron que ademĆ”s de ser una lucha por la reivindicaciĆ³n de los procesos laborales, era la reafirmaciĆ³n de una posiciĆ³n anticolonial y antimperialista contra los dueƱos estadounidenses de las industrias azucareras, la dominaciĆ³n econĆ³mica imperialista y en oposiciĆ³n a la dominaciĆ³n de los Estados Unidos sobre nuestro paĆ­s. En palabras de Corretjer, el llamado por parte de los trabajadores a Albizu Campos para liderar la huelga: ā€œalertĆ³ al imperialismo que la organizaciĆ³n de los trabajadores agrĆ­colas de la principal explotaciĆ³n del paĆ­s ya no podĆ­a ser diferidaā€.

En el contexto histĆ³rico, la huelga caƱera del 1934 significĆ³ un proceso de transiciĆ³n de una agricultura diversificada al monocultivo de la caƱa de azĆŗcar. TambiĆ©n precede como evento desencadenante al periodo de persecuciĆ³n violenta contra el Partido Nacionalista. Al ver que la participaciĆ³n del nacionalismo como la opciĆ³n polĆ­tica mĆ”s radical, anticolonial y antiimperialista, habĆ­a paralizado la economĆ­a del azĆŗcar por un mes y doblado el sueldo de los obreros y campesinos.Desde ese momento se intensificĆ³ la vigilancia por parte del FBI. El gobierno estadounidense comenzĆ³ a fortalecer a la PolicĆ­a Insular con el propĆ³sito de destruir al partido como organizaciĆ³n, persiguiendo, encarcelando y hasta asesinando a miembros del Partido Nacionalista por ā€œincitar al desordenā€ en contra del gobierno de los Estados Unidos. Aunque parcialmente triunfante, el resultado de la huelga demostrĆ³ la fuerza de los nexos ideolĆ³gicos de los dirigentes nacionalistas con el movimiento obrero-campesino puertorriqueƱo. A 87 aƱos de este suceso histĆ³rico el trabajador puertorriqueƱo continĆŗa viviendo, aunque de forma distinta, las consecuencias del encadenamiento a los intereses del capitalismo extranjero que socavan nuestros derechos laborales y dificultan nuestra calidad de vida con la ayuda del gobierno colonial.

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